¿Acaso es un sentimiento que podamos evitar?
O más bien ¿Es algo que los demás nos hacen sentir?
Sinceramente, y respondiendo a mi primera auto-pregunta, pienso que es un sentimiento completamente evitable pues, y respondiendo a la segundo auto-pregunta, es un sentimiento que nosotros mismos elegimos padecer. Eres tu y no otro el que se pone de mala leche cuando algo no sale exactamente como tu querías y como te habías figurado en tu cabeza. Somos muy vulnerables, nos acostumbramos desde que a penas tenemos conciencia a esperar que pasen cosas, esperar a que todo ocurra según la película que nosotros mismos nos hemos montado ahí arriba y si no ocurre de esa manera... Nos decepcionamos. Nos decepcionamos, porque muchas veces esperamos mucho más de lo que merecemos, o podemos conseguir.
¿No sería más sencillo que ninguno esperáramos nada de nada, ni de nadie?
Si, lo sería, el único problema, es que no es tan fácil no esperar nada de nadie, también acostumbramos a ilusionarnos y a ilusionar a otras personas, pero cuando todo vuelve a la cruda realidad y nada ocurre como nos hicieron pensar o, como nosotros mismos quisimos imaginar, caemos en una absurda frustración, y nos formulamos la siguiente pregunta:
¿Porqué pensé que podría haber salido tal y como yo quería?
¿Porqué estaba tan convencido de que así sería?
El secreto, no es otro que el que ya os estaréis imaginando. El secreto esta en no esperar nada de nadie, ni de nada, el secreto esta en esperar a que las cosas sigan por su camino, pero el secreto, lo principal en nuestra existencia, es aceptar las cosas cuando ya han ocurrido, pues no se pueden cambiar, hay que afrontar los hechos, alzar la cabeza, apretar los dientes con mucha fuerza y continuar disfrutando del regalo que un día alguien decidió darnos.
La vida, es el secreto, vivir es nuestro cometido... Y ya que estamos vivos, mejor vivir felices, siendo fuertes y aceptando, que cuanto más estemos planeando algo, peor saldrá, y afrontando la realidad, de que nada, ni nadie... Es perfecto.
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