...Y así fue.

No sé porqué tuvo que ocurrir de esta manera, pero cuando parecía acostumbrarme a la soledad, a no arriesgar mi vida en la ''Ruleta Rusa'' del amor, a dejarme de romanticismos, de frases bonitas, de fantásticos y paradisíacos sueños, a no preocuparme por nadie cada mañana, a sentir la frustración de que solo eres uno más, y que no haces feliz ni a un calcetín sucio, a no planear bonitos detalles, a refugiarme en mis propias lágrimas posadas en mi almohada empapada, a andar cabizbajo y con la mirada perdida en el fondo de una copa vacía, cuando más me acostumbraba a tener un ritmo constante en el corazón, a no ver cada mañana el brillo de mis ojos, a caminar sin sentido arrastrando la suela de mis botines cual pesada carga, a la desgana diaria, a la poca motivación por levantarme de la cama... Acostumbrado al fracaso, a la decepción, a contar cada día como uno menos, a la extrema sensibilidad, a percatarme de mi inutilidad, a no tener nadie por quien desvelarme, a no tener nadie con quien tener largas conversaciones por las noches, a no tener nadie de quien esperar un mensaje de buenos días, ni  uno de buenas noches, a no experimentar la fortuna de tener a alguien a quien mostrar deseo, cuando me acostumbraba a ser arena sobre la tierra... Alcé la mirada y... Te vi.