Ella no quiere enamorarse, tiene miedo de lo que pueda suceder, de las consecuencias, miedo a ser dañada y que quede en su memoria otro triste recuerdo de un amor fatal, de perder el tiempo una vez más. Es completamente consciente de que no puede resistirse a sus encantos y sabe perfectamente que es él quien quiere tener en su cama cada noche. Sin embargo, se deja llevar cada día y poco a poco lo va mirando con unos ojos diferentes, ya es más que un amigo y ambos se han dado cuenta de ello.
Él la adora y ella mejor que nadie lo sabe, pero lo que no sabe, es que ya está enamorada, lo dice su sonrisa, lo dicen sus ojos, lo dice su forma de besarle y su forma de volar cuando está junto a él.
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