Esa calada que te enamora, te lo posas en los labios
suavemente, aspiras despacio al principio y más rápido al final, el humo entra
en tu boca, pasa por tu lengua y la saboreas, es el sabor de la buena vida, de
la boca al pecho y ahí, dejas que se acomode unos segundos, la sientes como
sientes tu propio corazón y entonces, cuando ya no puedes más, la dejas salir y
de nuevo pasa por tu lengua y tu boca y se marcha rozando tus labios… Ahora,
cuando parece que se ha ido, algo te sube a la cabeza y se pone a dar vueltas a
tu alrededor, llega a tus ojos y los transforma, te hace ver la vida con otros
ojos y de una manera diferente, alegra tu cara y te dibuja una sonrisa de oreja
a oreja. Ella y su forma de evadirte de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario